Hay que atreverse a integrar, sin barreras. Más que por caridad o compasión, para innovar, creando reales y mejores ambientes de trabajo y oportunidades laborales.
En Chile viven más de 2,5 millones de personas con discapacidad, de las cuales 1.625.000 están en edad de trabajar, sin embargo el 90% se encuentra cesante. El otro 10% se divide entre 9% que desarrolla labores informales y solo el 1% encuentra trabajo con contrato laboral. Este panorama, nos habla de que nuestro país tiene un gran desafío: intervenir activamente en las barreras de prejuicios y discriminación existentes, cuya cara más grafica es la alta cesantía que existe entre las personas con discapacidad.
Al preguntarnos como hacerlo, como incorporar la diversidad de las personas con discapacidad, puedo señalar que el escenario óptimo es el desarrollo de un Programa de Inclusión al interior de la empresa, que incorpore los lineamientos valóricos que están detrás de esta política que debe ser conocida y validada por todos, como un real aporte al crecimiento. Y que este proceso debe ser acompañado por una ONG experta que asesore técnica y humanamente en el proceso que se abre en aquel entorno laboral. Esta relación Empresa-ONG a mediano y largo plazo, lleva indefectiblemente a lograr el objetivo.
En Chile por cierto, son muy pocas las compañías nacionales que cuentan con lineamientos claros al respecto y en general se improvisa, aún motivados por fines caritativos y con un alto nivel de prejuicio sobre los trabajos que puede o no desempeñar una persona con discapacidad. Por ejemplo, aún es muy frecuente que nos contacten pidiendo “un niño” para trabajar, pero ojala “no en silla de ruedas” pues no cuentan con ascensores, incluso antes de relatar qué cargo ofrecen y bajo qué condiciones se desempeñaría la persona. Pensar que solo requiero encontrar a las personas bajo estos parámetros y citarlas a entrevista es lo que yo denomino en términos tenísticos, un error no forzado, ya que toda empresa para cumplir con el objetivo, debe en primer lugar capacitarse, conocer y desarrollar las habilidades mínimas para evaluar a una persona con discapacidad.
Por Alejandro Hernández, Presidente y Director Ejecutivo de la Fundación Nacional de Discapacitados.
Esta es la horrible realidad de nuestro país, todos hablan de igualdad pero es poco lo que hacen al respecto, si quieren que las personas salgan a delante solas comencemos con dale un trato digno e igualdad laboral.
ResponderBorrartodos por la igualdad labora!!! así como entre hombres y mujeres también con las personas discapacitadas!!
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